jueves, 28 de julio de 2016

Paseo La Princesa, Viejo San Juan, Puerto Rico

El epítome de conocer el Viejo San Juan es definitivamente encontrarse con el Paseo de La Princesa, llamado así en honor a la Princesa de Asturias (1853). Este "promenade" cargado de historia colonial, de conquista y de herencia cultural nos lleva a lo largo del exterior de la ciudad amurallada.  Un paseo lineal con árboles a ambos lados de la vía, esculturas hermosas como la Fuente Raíces o la emblemática  figura de La Rogativa, así como jardines e imponentes muros fortificados que han sido testigo mudo de sangrientas guerras por la independencia y de inumerables conquistas. Caminar sintiendo la brisa del unigualable Mar Caribe golpear cálidamente mi rostro, evoca en mi un placer único; bordear el pasaje divisando a los lejos la Bahía de San Juan y la Isla de Cabra, es sin duda un momento perfecto.
Es imperativo observar cada edificación a mi paso ya que alude una arquitectura propia del Siglo XIX, lámparas y faroles antiguos, bancas por doquier son algunos de los muchos detalles que alberga este inspirador paseo. El momento invita a continuar en la búsqueda de nuevos tesoros antiquísimos y repentinamente me encuentro con la famosa Puerta de San Juan,  la más cercana (de las 5 puertas) a La Fortaleza y único acceso a la ciudad durante la época colonial española.  Este portal marca el final del Paseo La Princesa dando paso a un hermoso pasaje adoquinado azul celeste hacia el Paseo del Morro. Sorpresivamente, el imponente Castillo de San Felipe del Morro irrumpe digno y en solitario; sin embargo, esta historia será parte de otra entrada al blog.
Un sendero colmado de magia y belleza natural que cautiva y que lo convierte en un imperdible cuando se visite el Viejo San Juan.
"Benedictus qui venit in nomine Domini". "Bendito el que viene en nombre del Señor" (escrito en el  borde superior de la Puerta de San Juan)













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