martes, 20 de junio de 2017

Teotihuacán en Globo, México

El alba presagiaba un viaje y un recorrido sin precedentes.  La ciudad insomne y lúcida chispeaba luces incandescentes que tintineantes postergaban con fervor la irremediable llegada del nuevo día; el imponente monumento del Ángel de la Independencia era nuestro testigo, su presencia nos emocionó e inyectó ímpetu para detener el sueño que brutalmente nos invadía, impulsándonos rápidamente hacia la microbús que nos llevaría a nuestro destino. 50 minutos y 48 kms nos separaban del viaje que con tantas ansias habíamos esperado por largo tiempo. 
La brisa helada del albor nos sorprendió irremediablemente con estremecimientos vertiginosos imposibles de detener; sin embargo, en radical contraste el paisaje en el horizonte irradiaba tonalidades naranja y terracota; todo a mi alrededor inspiraba impresionismo Van Gogh haciendo vibrar mis entrañas y evocando sensaciones de placer de la cabeza a los pies.  Qué fuerza tan potente percibo en todas y cada una de las expresiones de la naturaleza ahí reflejadas, ellas me indican estar a punto de presenciar en las alturas, un momento perfecto.
Inesperadamente ante nuestra atónita presencia se levantan plétora de  globos multicolores; a lo lejos se ven solemnes y monumentales cuando en cercanía. Mis emociones van en ascenso al entrelazarse con energías presentes a punto de presenciar, al unísono, los vestigios de una civilización que aunque extinta,  prevalece viva y latente... en pocos minutos comprenderíamos todo su esplendor. 
Este relato dista mucho de mencionar datos históricos sobre Teotihuacán, eso quedará para una próxima entrada al blog. Este apólogo tiene como fin transmitir sensaciones únicas de libertad y regocijo al surcar el cielo rebasando las colosales Pirámides del Sol y de la Luna, sin olvidar el majestuoso Templo de Quetzalcoatl o de la Serpiente Emplumada. Ahí arriba el tiempo se detiene, todo lo irrelevante y vano de esta vida se olvida, la respiración se detiene por segundos y es en ese instante cuando nuestro cuerpo, alma y espíritu, se elevan a la divinidad de Dios.
Contarlo es una cosa, vivirlo es otra. Es por esto que les insto a tomar su mochila y experimentar las sensaciones de un viaje ligero en las alturas, muy cerca del sol, de las nubes, del viento y de civilizaciones que nos antecedieron por mucho en planos tan elevados que enumerarlos ahora sería totalmente banal e irrelevante.
50 minutos divisando la Ciudad de los Dioses pasaron relativamente rápido, la experiencia es para toda la vida. Un lugar alineado con las estrellas y el sistema solar, de avanzada matemática, geometría y astronomía perdurarán por siempre en mi memoria y quedarán aquí plasmados por la pluma de quien lo vivió.
"El viento nos ha dado la bienvenida con suavidad, el sol nos ha acariciado con sus cálidas manos, hemos volado tan bien y tan alto, que Dios se ha unido a nosotros en nuestra alegría, y nos regresa con suavidad, a los adorables brazos, de nuestra madre tierra. Oración después del vuelo en Globo Aerostático Aventury: Piloteado por Francisco Pantellon,  Teotihuacán, México.