martes, 5 de diciembre de 2017

Desde México , 9,000 visitas al blog

Una de las cosas que más disfruto en la vida es contar historias, compartir percepciones de lugares y espacios únicos que he conocido a lo largo de mi vida.  Este último tiempo ha sido básicamente de transmitir sensaciones y experiencias de un viaje ligero; un 2017 plagado de contrastes y vivencias extremas. He vivido un cambio de país, un huracán y dos potentes terremotos; sin embargo, lo más relevante es que he tenido la oportunidad de compartir un tiempo exclusivo con una cultura tan cálida y humana como ancestral. He caminado y escudriñado muchos de sus rincones y lo he podido hacer inmersa en sus costumbres y tradiciones. Color en sus pueblos mágicos, olores y sabores intensos, muros y puertas coloniales, plazas y calles empedradas, danzas y cantos antiguos, en fin, una gama completísima de historia y cultura que me ha enriquecido y ha calado profundamente en mí.
Dejo aquí plasmadas, con un sello muy personal, algunas de las fotografías más representativas de este viaje ligero. 
"Solo con el corazón se puede ver lo que es esencial. El Principito"




















sábado, 14 de octubre de 2017

Puerto Rico. Mientras espero a Irma

Esta vez llegué a tu suelo serena y relajada empero increíblemente expectante; mirarte desde otros ángulos me llenaba de regocijo así como cuando te vi por vez primera. Escudriñar esos rincones ya transitados y hacerlo sin ninguna presión me provocaba una profunda paz; detenerme y observar cada detalle a mi paso -como esas callecitas de adoquín azul intenso que tanto me gustan- producían en mi sentimientos de plenitud del aquí y ahora.
Si bien llevaba una lista bien definida de los nuevos espacios por transitar, este viaje ligero que aún recorro y que es ya un estilo de vida, me impulsaba a dejarme llevar sin previas agendas. Mi “guía oficial”, un inquieto sobrino y aguerrido viajero, y quien me precede con una desafiante lista de lugares por recorrer,  evoca presuroso historia y geografía de cada sitio a mi alrededor.
A pesar de la inminente llegada del huracán Irma, las calles del Viejo San Juan se perciben concurridas de asiduos locales y foráneos quienes convergen en diferentes puntos estratégicos de la ciudad con el propósito de pasar un rato de esparcimiento.  La brillante e impecable tarde me inspira de antemano como presagiando un encuentro único; el moderno ferry nos transporta de Cataño al Viejo San Juan, desde este punto se aprecian vistas espectaculares del Morro, y de múltiples edificios tan pintorescos como la propia isla. Al descender del ferry, me encuentro súbitamente con un impecable Paseo Concepción de Gracia, me asombro al observar esas calles tan inmaculadas, los luminosos faroles que alumbran suavemente  el paseo, en fin, la tarde apenas cae y ya percibo el primer momento perfecto. Caminamos relajadamente hasta dar con la Calle de las Monjas, donde se encuentra la afamada Escalinata de las Monjas, una serie de gradas con edificios de fachadas coloniales que me seducen por sus tonalidades rosa y amarillo pastel.  Muy cerca de aquí damos con el Museo de Doña Felicia Rincón de Gautier y con un restaurante de la gastronomía española -La Rosa de Triana- con muy buen "tapeo" y una exquisita y mítica sangría. Una noche clara de luna y un San Juan colmado de color, sabor y contrastes exquisitos, preámbulos perfectos para completar una  noche singular  (tan singular que perdimos el último ferry de vuelta a casa).
Esta ciudad posee plétora de lugares únicos para disfrutar y admirar; es deber por lo tanto perpetuarlos  en la mente y el corazón del que escribe y así trascenderlos en el tiempo y las generaciones por venir. Santurce, un barrio de interacción cultural con características de arte bohemio, músicos incipientes y un graffiti muy artístico. Sentarse en un barcito, disfrutar de su gastronomía local pero también muy diversa es un placer que puede experimentarse aquí a diario.  Cerca se encuentra la mágica y muy “trendy” Calle Loiza, una zona con personalidad propia, considerada una arteria emblemática de Santurce.
El “Boardwalk” de Piñones,  El Condado y “ Ocean Park” son comunidades frente al mar, bordeadas por árboles y pensadas en el disfrute de los peatones;  con ambientes opuestos en su forma y estilo, estas áreas de placer y esparcimiento convergen en un sólo punto. Piñones posee un pasaje para caminarlo en compañía de increíbles vistas hacia el mar; una zona donde pueden degustarse además las más exquisitas alcapurrias y bacalaitos. Por otro lado, la Laguna del Condado es un núcleo deportivo y de ocio rodeado de árboles la cual se conecta, a través del hermoso Puente Dos Hermanos con "Ocean Park", una zona de hoteles con vista al mar, bares y restaurantes de primera. Sentarse por ejemplo en el Hotel La Concha al ocaso, es un placer en extinción.
La cereza del pastel fue adentrarme en las estrechas calles de La Perla; un pasaje que estaba en mi lista de pendientes por conocer. Me sentía intrigada y hasta ansiosa por percibir vibraciones que han dado origen a muchas canciones inmortalizadas por guerreros del alma y de la protesta. La conexión y magia fueron inmediatos. Un túnel que se disloca de la Calle Norzagaray te lleva directamente al corazón de esta histórica "chabola" que más bien da la impresión de haberse reivindicado a través de sus casas bien pintadas, sus pintorescos murales, y sus frases ecológicas por doquier. 
No puedo finalizar este relato sin mencionar el muy sonoro Callejón de La Tanga, donde la música contagia y el son boricua impregna el ambiente y lo extiende a lo largo de esta estrecha y transitada calle.
El huracán llegó como lo esperábamos, pero éste me dio al menos tregua para caminar los azules adoquines a pies descalzos, disfrutar de las Calles de San Sebastián y Fortaleza, sentarme en plena Calle del Sol, posar nuevamente frente a la famosa Puerta de la Bandera y lo más importante, disfrutar de la Isla del Encanto en la mejor compañía. Gracias a mis entrañables "guías" por haberlo hecho posible.
“Un relato muy personal escrito a mano alzada pero con mucha inspiración. Un viaje ligero plagado de gratas sorpresas. Un Puerto Rico que brilla siempre con luz propia, esa luz los levantará de nuevo porque ella brota de sus mismas entrañas”. 
El huracán María devastó casi por completo esta maravillosa isla. Para ayudar a Puerto Rico: Acceder Hispanic Federation.org  #unidosporpuertorico #conPRmetidos 
































martes, 18 de julio de 2017

Xochimilco, México

Las coloridas "trajineras" transitan frente a mí deslizándose suave y rítmicamente; el ocupado remero de pértiga se balancea para esquivar otras embarcaciones que nos rozan incesantemente y atinan con un golpe certero; sin embargo, éstas continúan su recorrido impávidas ante nuestra presencia, esto es lógico ya que es su menester y recorrido diario.  Desde mi "trajinera" cavilo y me deleito observando los botecitos multicolores tan traviesos que se mueven uno tras otro a lo largo de este ocupado canal que se abre paso en medio de la algarabía que abunda en este soleado día. Las veo franquear elegantes con sus dibujos que asemejan  un campo de flores, en la parte frontal de cada navío han escrito nombres propios que les dan aún más carácter y singularidad; a lo lejos escucho múltiples mariachis, cuerdas, y marimbas que alegran el ambiente con su sonoridad.  Familias enteras llevan a bordo sus viandas,  y pasan a nuestro lado alegres, levantando sus vasos compartiendo un brindis, un saludo cordial en cómplices miradas de regocijo y jolgorio. Este pueblo tan generoso y cordial que comparte su casa  y nos deja bien claro a todos los foráneos que éste puede ser también nuestro hogar.
Xochimilco, - que en náhuatl significa "en los sembradíos de flores"- era el hogar de los xochimilcas, una de las siete tribus de los nahuatlacas. Dada la naturaleza lacustre del terreno, este pueblo construyó distintas embarcaciones y fue el primero en emplear el sistema de siembra de chinampas, que eran islotes para el cultivo de flores y legumbres. Las "trajineras" son de madera con fondo plano y navegan en aguas poco profundas; se dice que los nombres de las "trajineras" comenzaron a ponerse cuando los "catrines" (o mozos muy bien vestidos) querían personalizarlas con el nombre de su prometida o novia.  Un orgullo que este lugar haya sido declarado Patrimonio Cultural de la Humanidad en 1987.
En verdad  que éste fue un recorrido muy placentero, alegre y autóctono de esta región de México. Había leído y escuchado comentarios acerca de Xochimilco y la belleza de sus canales naturales; sin embargo, visitarlo y vivir la experiencia me ha dejado una agradable sensación de pertenencia. Un espacio vibrante donde realmente se perciben las bondades de la cultura mexicana. 














jueves, 6 de julio de 2017

Salmedina, Veracruz

Zarpamos de la Marina del Estero un brillante y despejado día de verano; la brisa marina presagiaba un primer encuentro espectacular con esta minúscula isla de la memorable Heroica Veracruz.  El yate se abre paso en medio de un embravecido pero deslumbrante mar Atlántico y sus inmensas olas golpeaban mi rostro salpicando mi cuerpo, causando sonrisas tímidas a mi alrededor. Cuánto disfruto de estos momentos perfectos que intrépidos me interceptan en este inusual viaje ligero.
No tardamos mucho en divisar a lo lejos la Isla Salmedina, un trozo de arena blanca que aún sobrevive en el inmenso Golfo de México. Adorable pedazo de tierra y abundante color turquesa a su alrededor; nos diste alegría y plenitud esa tarde de matices; nadamos hasta su grácil orilla llevando con nosotros viandas del mar que saciaron y deleitaron sutilmente nuestros sentidos. Conversaciones e historias amenas se tornan cada vez más presentes y me inducen a tomar nota y conspirar con este corto relato. De todas maneras creo que es mi único deleite escribir sobre estos lugares y estas percepciones que solamente se sienten cuando pisas lugares tan simbólicos y únicos como lo es este espacio del inigualable mar caribe.  Una tarde y un recorrido para traerlos a mi memoria una y otra vez.
"Escribe sobre lo que ves para que otros puedan viajar contigo." Anónimo
















martes, 20 de junio de 2017

Teotihuacán en Globo, México

El alba presagiaba un viaje y un recorrido sin precedentes.  La ciudad insomne y lúcida chispeaba luces incandescentes que tintineantes postergaban con fervor la irremediable llegada del nuevo día; el imponente monumento del Ángel de la Independencia era nuestro testigo, su presencia nos emocionó e inyectó ímpetu para detener el sueño que brutalmente nos invadía, impulsándonos rápidamente hacia la microbús que nos llevaría a nuestro destino. 50 minutos y 48 kms nos separaban del viaje que con tantas ansias habíamos esperado por largo tiempo. 
La brisa helada del albor nos sorprendió irremediablemente con estremecimientos vertiginosos imposibles de detener; sin embargo, en radical contraste el paisaje en el horizonte irradiaba tonalidades naranja y terracota; todo a mi alrededor inspiraba impresionismo Van Gogh haciendo vibrar mis entrañas y evocando sensaciones de placer de la cabeza a los pies.  Qué fuerza tan potente percibo en todas y cada una de las expresiones de la naturaleza ahí reflejadas, ellas me indican estar a punto de presenciar en las alturas, un momento perfecto.
Inesperadamente ante nuestra atónita presencia se levantan plétora de  globos multicolores; a lo lejos se ven solemnes y monumentales cuando en cercanía. Mis emociones van en ascenso al entrelazarse con energías presentes a punto de presenciar, al unísono, los vestigios de una civilización que aunque extinta,  prevalece viva y latente... en pocos minutos comprenderíamos todo su esplendor. 
Este relato dista mucho de mencionar datos históricos sobre Teotihuacán, eso quedará para una próxima entrada al blog. Este apólogo tiene como fin transmitir sensaciones únicas de libertad y regocijo al surcar el cielo rebasando las colosales Pirámides del Sol y de la Luna, sin olvidar el majestuoso Templo de Quetzalcoatl o de la Serpiente Emplumada. Ahí arriba el tiempo se detiene, todo lo irrelevante y vano de esta vida se olvida, la respiración se detiene por segundos y es en ese instante cuando nuestro cuerpo, alma y espíritu, se elevan a la divinidad de Dios.
Contarlo es una cosa, vivirlo es otra. Es por esto que les insto a tomar su mochila y experimentar las sensaciones de un viaje ligero en las alturas, muy cerca del sol, de las nubes, del viento y de civilizaciones que nos antecedieron por mucho en planos tan elevados que enumerarlos ahora sería totalmente banal e irrelevante.
50 minutos divisando la Ciudad de los Dioses pasaron relativamente rápido, la experiencia es para toda la vida. Un lugar alineado con las estrellas y el sistema solar, de avanzada matemática, geometría y astronomía perdurarán por siempre en mi memoria y quedarán aquí plasmados por la pluma de quien lo vivió.
"El viento nos ha dado la bienvenida con suavidad, el sol nos ha acariciado con sus cálidas manos, hemos volado tan bien y tan alto, que Dios se ha unido a nosotros en nuestra alegría, y nos regresa con suavidad, a los adorables brazos, de nuestra madre tierra. Oración después del vuelo en Globo Aerostático Aventury: Piloteado por Francisco Pantellon,  Teotihuacán, México.