sábado, 8 de octubre de 2016

Matices de Barcelona

Cada ciudad tiene su propio encanto, olores, colores y por consiguiente su propio matiz. Me gusta percibir esas sensaciones del primer momento; percatarme de ellas en la gente y sentir esos diversos matices que se estampan en sus calles y se despliegan en cada uno de sus rincones. La Rambla es prueba fehaciente de ello con el bullicio y la energía  que ahí prevalece. Hay lugares que encierran cultura ancestral y que no hay que indagar con demasía para saber que en sus muros se esconden grandes acontecimientos históricos que aún palpitan y están latentes a pesar del tiempo.
Barcelona es una de esas ciudades mágicas y vibrantes que cautivan en primera instancia. La tarde poseía lírica y un brillo especial; un surco de luz se formaba con cada paso que daba. Me invadieron emociones diversas, de libertad y realización, me sentí completa y una sensación de curiosidad por devorar la ciudad me embargó.
Ella es brisa mediterránea como el mismo Maremagnum, es Gaudí con sus formas, símbolos y azulejos cromáticos; es todos esos mercados tradicionales como el Mercat de la Boqueria, que exacerba los sentidos e invita a detenerse en cada puestecito para deleitarse de una gastronomía tan extensa como exquisita y percibir olores potentes de diversas mezclas de especies tan provocativas y seductoras como la misma India. 
Barcelona me sedujo con sus impactantes edificios,  sus museos, catedrales, gemas de la arquitectura catalana, modernista, contemporánea, su vasta historia y cultura ancestral. La Rambla posee en sus entrañas esta joya emblemática, alegoría del orientalismo: Casa Bruno ó "Casa de los Paraguas"; llama la atención cuando se camina por este singular pasaje y es protagonista de cuantiosas fotografías. Es una ciudad donde se aprecian los rastros y tesoros de la Roma antigua como lo es el Distrito Gótico con sus místicas escalinatas de piedra y ese encanto medieval que poseen los palazzos, iglesias de Ciutat Vella y el increíble movimiento "art noveau" impregnado en impresionantes edificaciones como lo son La Pedrera, Casa Batlló y la única  Sagrada Familia.
Muestras indelebles de maestría se aprecian en toda la ciudad, ejemplo son los medallones de la Sala Hipóstila del famoso Parc Güell realizados con multicolores de baldosas y cristales los cuales se ven impresionantes a la luz, con sus pequeñas cúpulas y la ausencia de columnas convencen a cualquiera sobre la genialidad del arquitecto Gaudí; ésta es una de las tantas obras maestras que impactan al recorrer la icónica  Barcelona.
Volvería una y otra vez a pisar esta emblemática ciudad para descubrir más espacios inspiradores y vivir momentos aún más perfectos.
"El gran libro, siempre abierto y que hay que esforzarse por leer, es el de la Naturaleza; los otros libros son sacados de éste y poseen las equivocaciones e interpretaciones de los hombres". A.Gaudí 








































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