jueves, 20 de noviembre de 2014

Quebec. De Terrazas, Plazas y Escaleras

La ciudad de Quebec, Patrimonio mundial de la Unesco, es una hermosa ciudad adornada por antiguas fortificaciones de piedra y  diminutas callecitas por las que transitar se vuelve un verdadero placer.  Por ser una ciudad relativamente pequeña,  el majestuoso Castillo de Frontenac puede admirarse desde cualquier punto del distrito.  Justo a su costado se encuentra la Terraza Dufferin, asentada a lo largo del río San Lorenzo y desde donde no solamente se  observa este extenso afluente sino que estratégicamente también el resto de la ciudad.  Desde este sitio el turista puede tomar el funicular o seguir caminando y disfrutando de las increíbles vistas, artistas que pintan y muestran sus obras al lado de las angostas callecitas de adoquines, en fin, un sinnúmero de atracciones incomparables. Al llegar a la parte baja de la ciudad le impresionará encontrarse con la Plaza Royal y con la calle de Petit Champlain, famosas por los murales o frescos que evocan los orígenes del distrito y consideradas verdaderas obras de arte, ricas en color, detalle y realismo.
La belleza de esta zona aumenta por la presencia de increíbles boutiques (como la Boutique de Noel de Quebec, ubicada en la 47 Rue de Buade), diminutos bistros y posadas propias del siglo XVII,  encaladas con tonos muy intensos y vibrantes; definitivamente cada detalle ha sido cuidado de manera única y exquisita.  Aparece repentinamente la afamada "Escalier Casse-Cou"  ("Rompe Cuellos", llamada así debido a su pronunciada altura).  Esta escalera es la más antigua de la ciudad ya que fue construida en 1635 y es en este punto  donde todos y cada uno de los turistas se detienen para tomar las fotos de rigor.
Cada terraza, plaza y callecita, indudablemente adornan una de las ciudades más hermosas y pintorescas del mundo
"Nuestro destino nunca es un lugar, sino una forma de ver las cosas".  Henry Miller




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