viernes, 4 de julio de 2025

El Portón Rojo


 “Recordé que el mundo real era amplio y que, en un campo variado, de esperanzas y temores, de sensaciones y situaciones, esperaba a aquellos que tenían el valor de aventurarse en su extensión para buscar un conocimiento real de la vida en medio de sus peligros”.  Jane Eyre (Charlotte Brontë)

El frío y la inminente lluvia provocaron en mí sensaciones nuevas de juventud y de libertad adormecidas; se agolparon repentinamente emociones que creí olvidadas pero que seguían vivas en cada fibra de mi piel..  

Desde la ventana del automóvil pude reconocer cada espacio, cada curva daba paso a un paisaje muy verde y colorido -típico de la zona de Tarbaca- renovando con alegría y excitación lo que para mí estaba a punto de tornarse en aventura.

En cada viaje, trato de observarlo todo con asombro para no perder ese sentido de la curiosodad y para dejarme sorprender por todo lo que me regala la vida. De pronto lo vi, un portón rojo de madera de esos que aún colocan en algunas fincas; de inmediato supe  que tenía delante de mí una fotografía única. 

La lluvia cayó estrepitosamente mojando todo a nuestro alrededor, mis sentimientos de felicidad se exacerbaron aún más causando al mismo tiempo una nostalgia profunda de quien ha vivido  la mocedad y un tiempo irrepetible.

El aguacero no mermó, de regreso a casa pedí detener el carro para mirar de cerca el hermoso portal colorado. Muy complacientes detuvieron el auto y corriendo bajo la lluvia - como lo hacíamos de niñas - emprendimos la infantil aventura. 

Empaparse  y corretear bajo el agua, libera, rejuvenece el alma (tal vez sólo la mía) y te reconecta con la niña o el niño interior que vive en todos nosotros.