"Hay que dormir con los ojos abiertos, hay que soñar con las manos, soñemos sueños activos de río buscando su cauce, sueños del sol soñando sus mundos, hay que soñar en voz alta, hay que cantar hasta que el canto eche raíces, tronco, ramas, pájaros, astros". Octavio Paz.
Usualmente mis escritos tienen que ver con el compartir sensaciones gratas y percepciones potentes de espacios únicos que encuentro a mi paso producto de un estilo de vida más minimalista y de un viaje ligero. La mayoría de las ciudades que he recorrido y muchas de las experiencias que comparto con personas de todo el orbe, han sido posibles debido al disfrute y a la posibilidad de realizar largas caminatas en solitario teniendo así la oportunidad y fortuna de compenetrarme con la cultura e historia del lugar, es decir, aprender de cada viaje y transmutar estas experiencias a otras personas para finalmente ser un agente transformador de vidas.
Recientemente me enteré del asalto, violación y asesinato de dos mujeres que seguramente como yo, amaban viajar y explorar los países que visitaban. Ellas se suman a los altos números de femicidios que ocurren en Costa Rica; ambas realizaban actividades en solitario mientras disfrutaban de sus vacaciones en diferentes zonas del país. Me sentí identificada e impactada ya que los Canales de Tortuguero en la provincia de Limón y playa Santa Teresa en Puntarenas, son entre otros, los lugares más solicitados para visitar y los que más recomiendo a extranjeros que requieren información en sitios especializados para viajeros internacionales; estos, siempre entusiasmados, me comparten su anhelo de visitar Costa Rica, el país de montañas, volcanes, playas paradisíacas y del "pura vida". Sin embargo, en esa Costa Rica, nuestras mujeres hoy continúan siendo abusadas, ultrajadas y asesinadas.
Con relación al caso que hoy compete, me siento contrariada al leer comentarios en las redes sociales culpando a estas chicas por el hecho de caminar o correr solas, por hacer viajes en solitario y hasta las condenan por el hecho de utilizar cierta vestimenta, no así siendo que cada mujer tiene el derecho de vestirse como le plazca sin que esto conlleve al acoso callejero, mucho menos a una violación; todas las mujeres tenemos la licitud de desplazarnos libremente sin temor a ser abusadas, ultrajadas, ó asesinadas.
Entiendo perfectamente que hay que tomar ciertas precauciones cuando se visita un país y una ciudad por vez primera. Yo siempre las tomo. Sin embargo, no puedo dejar de pensar en ellas, -en Arantxa Gutiérrez (española) y María Trinidad Matus (mexicana)- sin reflexionar en mi, en las tantas ocasiones que he caminado sola para disfrutar de un increíble atardecer, de una callecita con muros vestidos de graffitis, o de forestas como el Bosque de la Hoja o Prusia que solitarios, presumen sus altísimos y tupidos árboles. Es imposible caminar por la vida asustadas y temerosas, debemos de asegurarnos y demandar espacios seguros (ya que estamos siendo víctimas de un sistema patriarcal, sexista y misógino) para nuestras mujeres y para todas las turistas que entran al país diariamente con la única expectativa de disfrutar de un país considerado uno de los más biodiversos del planeta.
Tal vez no pueda hacer mucho hoy con este escrito; sin embargo, alzo mi voz en solitario porque me resisto a renunciar a la utopía de vivir en un país seguro para todas. Las queremos vivas!
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