miércoles, 16 de noviembre de 2016

7,000 Visitas -Arte Urbano en Bogotá

En compañía del nuevo mural de la sede del Café Juan Valdéz de la Calle 73/Carrera 9, celebro las 7,237 visitas a mi blog "De Placeres y Más...", un espacio que me permite comunicar percepciones e imágenes de lugares únicos de un viaje que cada día es más ligero y veraz; un verdadero placer y una hermosa adicción.
Este mural me cautivó desde el primer momento que lo vi desde un automóvil. Supe que debía regresar a buscarlo ya que él iba a ser el marco perfecto para esta entrada. Y hoy,  caminando las zonas cercanas a la Zona T de Bogotá, convergimos nuevamente. Esta es una pieza exquisita de arte urbano del artista conocido como "Yurika mdc" (Ricardo Vasquez); un mural que transmite la conexión que existe entre las personas, los cultivos, las aves, las montañas, y  los cielos. Definitivamente el arte urbano está tomando relevancia en esta ciudad y dichosamente se están buscando más alianzas para seguir fomentando esta increíble práctica.
A seguir viajando ligero....muchas gracias...





miércoles, 26 de octubre de 2016

En ruta a los Cayos de La Parguera, Puerto Rico

Trataré de dilucidar muy bien este recorrido para no omitir ningún detalle importante sino más bien transmitir no sólo emociones percibidas a lo largo del viaje sino compartir detalles específicos y dejarlos aquí plasmados. 
Si bien estábamos impresionados con la emblemática ciudad de San Juan, distamos mucho de pronosticar el encuentro que pronto tendríamos con uno de los lugares más espectaculares que he visitado.
Una brillante y cálida mañana del mes de julio salimos de Isla Verde para iniciar el periplo de 174 kms con rumbo suroeste y que nos llevaría hasta la ruta de los Cayos de La Parguera. Iniciamos en la autopista Ferre #52, misma que nos conduciría directo a Guavate, un lugar conocido como "la ruta del lechón", y en donde se encuentra la "Lechonera Los Amigos", parada obligatoria de miles de turistas y locales quienes llegan a diario para deleitarse de esta exquisita vianda; en este lugar también se realizan torneos y competencias entre lechoneras a fin de poner a prueba la pericia gastronómica al mejor lechón. Continuando el viaje cruzamos la Cordillera Central admirando paisajes montañosos hasta llegar al punto más alto: el Monumento al Jíbaro (campesino); una mezcla impresionante de colores y contrastes en las montañas desplegando una paleta de tonos verdes intensos y otros más tenues, aunados al azul profundo de un cielo que conspiraba con el único mar Caribe que ya se divisaba en el horizonte.  Seguimos el recorrido pasando por las antiguas instalaciones petroleras del sur de la isla y que hoy se encuentran abandonadas. Súbitamente nos encontramos de frente con el conjunto escultórico de letras del municipio de Ponce y que prácticamente cubrían todo nuestro panorama.
En la localidad de la Parguera iniciamos el recorrido atónitos de apreciar ese color turquesa propio del mar Caribe, las pintorescas casas multicolores y el conjunto de manglares que amistosos se entrelazaban para recibirnos y conducirnos hasta el primer cayo, Mata la Gata,  (parte de la Reserva Natural La Parguera).  Un puente de madera flanqueado por verde mar  a ambos lados de la vía nos recibió para realizar un recorrido rápido pero colmado de una impresionante biodiversidad, un mar profundo, arena blanca y gran variedad de manglares. Continuamos el viaje hacia el siguiente cayo Caracoles, parada de rigor para los amantes del "snorkeling" y el "kayak" - y definitivamente  es requisito bajarse del yate - observamos variedad de pececillos, y un mar sereno y refrescante.
Zarpamos de nuevo para encontrarnos con un sorpresivo almuerzo flotante; sillas y sombrillas fueron clavadas en el agua con pericia por un astuto navegante facilitando la combinación perfecta para ponerse la flor en el ojal y regalarnos un cierre perfecto para un viaje inolvidable.
"Un viaje se vive 3 veces: al soñarlo, al vivirlo y al recordarlo".






















sábado, 8 de octubre de 2016

Matices de Barcelona

Cada ciudad tiene su propio encanto, olores, colores y por consiguiente su propio matiz. Me gusta percibir esas sensaciones del primer momento; percatarme de ellas en la gente y sentir esos diversos matices que se estampan en sus calles y se despliegan en cada uno de sus rincones. La Rambla es prueba fehaciente de ello con el bullicio y la energía  que ahí prevalece. Hay lugares que encierran cultura ancestral y que no hay que indagar con demasía para saber que en sus muros se esconden grandes acontecimientos históricos que aún palpitan y están latentes a pesar del tiempo.
Barcelona es una de esas ciudades mágicas y vibrantes que cautivan en primera instancia. La tarde poseía lírica y un brillo especial; un surco de luz se formaba con cada paso que daba. Me invadieron emociones diversas, de libertad y realización, me sentí completa y una sensación de curiosidad por devorar la ciudad me embargó.
Ella es brisa mediterránea como el mismo Maremagnum, es Gaudí con sus formas, símbolos y azulejos cromáticos; es todos esos mercados tradicionales como el Mercat de la Boqueria, que exacerba los sentidos e invita a detenerse en cada puestecito para deleitarse de una gastronomía tan extensa como exquisita y percibir olores potentes de diversas mezclas de especies tan provocativas y seductoras como la misma India. 
Barcelona me sedujo con sus impactantes edificios,  sus museos, catedrales, gemas de la arquitectura catalana, modernista, contemporánea, su vasta historia y cultura ancestral. La Rambla posee en sus entrañas esta joya emblemática, alegoría del orientalismo: Casa Bruno ó "Casa de los Paraguas"; llama la atención cuando se camina por este singular pasaje y es protagonista de cuantiosas fotografías. Es una ciudad donde se aprecian los rastros y tesoros de la Roma antigua como lo es el Distrito Gótico con sus místicas escalinatas de piedra y ese encanto medieval que poseen los palazzos, iglesias de Ciutat Vella y el increíble movimiento "art noveau" impregnado en impresionantes edificaciones como lo son La Pedrera, Casa Batlló y la única  Sagrada Familia.
Muestras indelebles de maestría se aprecian en toda la ciudad, ejemplo son los medallones de la Sala Hipóstila del famoso Parc Güell realizados con multicolores de baldosas y cristales los cuales se ven impresionantes a la luz, con sus pequeñas cúpulas y la ausencia de columnas convencen a cualquiera sobre la genialidad del arquitecto Gaudí; ésta es una de las tantas obras maestras que impactan al recorrer la icónica  Barcelona.
Volvería una y otra vez a pisar esta emblemática ciudad para descubrir más espacios inspiradores y vivir momentos aún más perfectos.
"El gran libro, siempre abierto y que hay que esforzarse por leer, es el de la Naturaleza; los otros libros son sacados de éste y poseen las equivocaciones e interpretaciones de los hombres". A.Gaudí 








































sábado, 3 de septiembre de 2016

Fuerte San Felipe del Morro, Puerto Rico

Una impresionante fortaleza del siglo XVI con una exquisita historia de más de 400 años, de batallas y aventuras entre sus muros. El fuerte está empotrado estratégicamente sobre una isla rocosa que puede apreciarse desde varios puntos del Viejo San Juan y desde donde se mira soberbia, la Bahía de San Juan. Construida por los españoles para defenderse de los frecuentes ataques desde mar, hoy en día se ha convertido en uno de los lugares más representativos de la isla y es además, Patrimonio de la Humanidad (UNESCO).
Existen lugares que impresionan por su belleza natural o arquitectónica y otros porque simplemente poseen gran magnetismo y capturan la atención del turista de inmediato. El Morro es uno de estos espacios.
Divisarlo desde lejos auguraba una visita enriquecedora y educativa, provocando el deseo apremiante de adentrarse en ese mundo inhóspito de vidas pasadas.  Tuvimos la suerte de contar con un increíble guía, (sin ser ésta su profesión, él emitía gran conocimiento histórico  del lugar y una elocuencia y vehemencia envidiables).
La tarde se manifestaba soleada pero ventosa; una larga vereda por donde alguna vez probablemente marcharon robustos soldados, cometas volando al ritmo de la suave brisa del mar y un Caribe que invitaba a captar vibraciones únicas y perceptibles solamente en lugares tan ancestrales y místicos como lo es éste. Nos detuvimos en un puesto de granizados o "piraguas" (como son conocidos en la isla) y desde ahí pude divisar, atónita, las imponentes murallas del Castillo de San Felipe.
Lo primero que se aprecia al superar la entrada es la Plaza Principal, desde donde se accede la planta superior; acá se aprecian impresionantes vistas y se captan fotografías increíbles de la bahía, el cementerio y la fortaleza de San Juan de la Cruz.  El fuerte posee en ciertos puntos "garitas", ellas son torretas circulares que servían de protección a los centinelas de las fortificaciones. Estas torretas llamaron poderosamente mi atención ya que son todo un emblema y una característica particular del castillo.
Un dato curioso es que a pocas millas náuticas frente a El Morro, se encuentra la tercera caída o acantilado oceánico más profundo del mar. Su color turquesa asi lo delata.
Definitivamente Puerto Rico posee indescriptibles joyas naturales y lugares emblemáticos como lo es el Fuerte de San Felipe del Morro. Esta es sin duda una parada de rigor cuando se visite la Isla del Encanto.
"Nací en latitud perfecta, donde tuesta el sol y la lluvia refresca". CulturaProfética 










miércoles, 24 de agosto de 2016

Desde las alturas...

Viajar es un placer.  Viajar ligero lo es aún más.  Sin embargo, en mi caso personal no me siento muy  cómoda cuando estoy dentro de un avión que zurca el cielo a más de treinta mil pies de altura.  Con el paso del tiempo he tratado de cambiar esta percepción para mirarla ya  no desde el temor sino desde el deleite de apreciar y hasta disfrutar desde las alturas, las espectaculares vistas de lagos cristalinos, ciudades invernales y de rascacielos,  montañas verdes y valles salpicados de colores, volcanes empinados, hermosos amaneceres o incandescentes atardeceres mezclados con un cúmulo de nubes multiformes que danzan al unísono e irrumpen desafiantes a nuestro paso.
Todos estos paisajes son recuerdos que han quedado guardados en mi memoria como sello de hierro candente y algunos otros impresos en fotografías que revelan detalles que el ojo no alcanzó a percibir.  Todos ellos son, sin duda alguna, testigos fieles de un momento perfecto y el recuerdo indeleble que merece ser compartido una y otra vez para así desafiar al implacable tiempo que nos quiere robar la sensación de placer e indescriptible felicidad una vez vivida. 
Lo que vemos desde las alturas es una muestra que antecede el lugar que visitaremos y nos proporciona  con antelación suficiente adrenalina y excitación para continuar el viaje en pos de nuevas aventuras.  Nuestros sentidos están alertas y listos para percibir sensaciones únicas que prevalecerán a lo largo del recorrido causando impresiones tan poderosas que conservaremos en nuestra memoria a lo largo del tiempo o quizás para siempre.
En estos tiempos he aprendido a apreciar todo lo que la vida me ofrece y a no tomar por sentado ninguno de estos extraordinarios escenarios.
"Todos nacimos con alas, pero es nuestra tarea aprender a volar".


















jueves, 28 de julio de 2016

Paseo La Princesa, Viejo San Juan, Puerto Rico

El epítome de conocer el Viejo San Juan es definitivamente encontrarse con el Paseo de La Princesa, llamado así en honor a la Princesa de Asturias (1853). Este "promenade" cargado de historia colonial, de conquista y de herencia cultural nos lleva a lo largo del exterior de la ciudad amurallada.  Un paseo lineal con árboles a ambos lados de la vía, esculturas hermosas como la Fuente Raíces o la emblemática  figura de La Rogativa, así como jardines e imponentes muros fortificados que han sido testigo mudo de sangrientas guerras por la independencia y de inumerables conquistas. Caminar sintiendo la brisa del unigualable Mar Caribe golpear cálidamente mi rostro, evoca en mi un placer único; bordear el pasaje divisando a los lejos la Bahía de San Juan y la Isla de Cabra, es sin duda un momento perfecto.
Es imperativo observar cada edificación a mi paso ya que alude una arquitectura propia del Siglo XIX, lámparas y faroles antiguos, bancas por doquier son algunos de los muchos detalles que alberga este inspirador paseo. El momento invita a continuar en la búsqueda de nuevos tesoros antiquísimos y repentinamente me encuentro con la famosa Puerta de San Juan,  la más cercana (de las 5 puertas) a La Fortaleza y único acceso a la ciudad durante la época colonial española.  Este portal marca el final del Paseo La Princesa dando paso a un hermoso pasaje adoquinado azul celeste hacia el Paseo del Morro. Sorpresivamente, el imponente Castillo de San Felipe del Morro irrumpe digno y en solitario; sin embargo, esta historia será parte de otra entrada al blog.
Un sendero colmado de magia y belleza natural que cautiva y que lo convierte en un imperdible cuando se visite el Viejo San Juan.
"Benedictus qui venit in nomine Domini". "Bendito el que viene en nombre del Señor" (escrito en el  borde superior de la Puerta de San Juan)