Acogedora y tradicional, Usaquén o Hacienda Santa Bárbara (como se le conociera en épocas pasadas) es una zona ubicada al nororiente de Bogotá (en otrora lugar de haciendas), y que hoy se ha convertido en casa de restaurantes muy trendy, acogedores cafés y múltiples puestos para el comercio sin contar que es el escenario perfecto de improvisados artistas que despliegan su talento en cada esquina y plaza del lugar. Se destaca por sus calles angostas y edificaciones meticulosamente edificadas o restauradas. Diversos detalles se agolpan a mi paso por este encantador lugar y van dejando de inmediato sensaciones muy gratas. Puertas cromáticas, ventanas de madera adornadas por flores multicolores, pajaritos, corazones y detalles que impregnan el lugar de modernidad pero sin perder su estilo colonial.
Sentada en el parque justo frente a la parroquia de Santa Bárbara, observo pasar los 'rolos' (así se conoce a los bogotanos), quienes transitan frente a mi conversando con su singular acento, muy ocupados, algunos de traje y corbata, otros mucho más desenfadados y despreocupados, ríen alegremente, profesando gesticulaciones que contagian. De repente, múltiples palomas asaltan el parque y vuelan alocadamente disputándose un pedacito de carne que algún pasante les ha tirado. No se inmutan por la presencia de traviesos jóvenes que simplemente gozan del momento, y les lanzan algunas piedrecitas para espantarlas.
Es un parque muy ocupado, carros van y vienen; desde mi trinchera puedo ver la popular "Tienda delCafé" (asados, arte, buena mesa); un restaurante pequeño, colorido pero muy acogedor que ofrece una gastronomía local exquisita. La tarde se ve sorprendida por un cálido pero tímido sol que ha decidido invadir el parque; esto me reconforta para continuar mi caminata en el ocaso del día.
El tiempo ha transcurrido velozmente. El corto paseo ha llenado todas mis expectativas. Me llevo un pedacito chibcha que todavía hoy en día se percibe en este lugar llamado Usaquén.
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