martes, 23 de julio de 2013

Parque Central, Nueva York















Siento fascinación por la ciudad de Nueva York en todas las estaciones del año.  Cada una tiene su propio encanto y belleza. Recorrer el Parque Central de Nueva York durante la época primaveral y observar los diferentes colores de los tulipanes renaciendo es una sensación única, así como el maravillarse de las diferentes tonalidades de amarillo, cobre y naranja intenso que se estampan en las hojas de los árboles en el otoño, es comprobar que la naturaleza tiene y se mueve bajo un mecanismo perfecto y hermosamente diseñado.
El verano tiende a ser bastante caliente, pero esto más bien es una cualidad a favor del turista para que pueda recorrer cada rincón del parque sin absolutamente ninguna reserva. Seguramente mi punto de vista difiere del de otros turistas, pero la verdad es que yo disfruto de la compañía del sol que me inyecta vida y me da una sensación de felicidad única.  A diferencia del verano, el frío intenso que se percibe en la ciudad durante los meses de diciembre, enero y hasta febrero puede ser un factor negativo; sin embargo, la nieve que recién cae impregna el parque de luz y brillo sin igual. Existen además muchas actividades invernales dentro del parque, como la pista de patinaje en el Wollman Rink, desde donde se pueden apreciar los rascacielos sobresaliendo de las copas de los árboles.
Es deseo y necesidad adentrarme en el parque cada vez que puedo y  extasiarme en la  hermosura de sus árboles, lagos, flores, veredas, y entonces recordar el verdadero significado de viajar. 
"La nieve del camino está brillando. Una vista preciosa. Estamos felices esta noche, caminando en invierno por el país de las maravillas". Winter Wonderland

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