Su nombre es Bonnie y vive en una hermosa finca en las cálidas llanuras de Guanacaste en compañía de sus amigos Paco, Robotin, Luleta, Max, Pomposo, Sammy y Floty.
Desde nuestro primer encuentro, ella no sólo llamó mi atención sino que se ganó mi cariño. Cada mañana nos despertaba en silencio con su cálida mirada y su atenta presencia desde la puerta trasera de la cocina.
No tiene (ni necesita) “pedigree” alguno, despide amor y nobleza con su sola presencia al acercarse tímidamente para intercambiar con nosotros conversaciones afables en hamacas que guindan bajo los árboles de Jícaro que se mueven por la brisa fresca decembrina.
Ella es la personaje canina preferida de Eva quien llega durante sus vacaciones; y es que esta niña en especial, sabe a ciencia cierta que Bonnie Bonilla es y será siempre el cálido recuerdo de sus viajes a la niñez.