Se suponía que ese día haríamos un recorrido ligero por la ciudad de Barcelona; abordamos el bus turístico en la Plaza de Catalunya una cálida mañana de junio y repentinamente bajamos en el Paseo de Gracia para adentrarnos en el desconocido mundo de Antonio Gaudí. La conexión fue inmediata y el interés por apreciar cada uno de los detalles expuestos en este museo, sin precedentes. Ahora entiendo lo que me atrajo de las obras de Gaudí; ellas son indómitas y poseen una influencia divergente como su mismo creador. Y es que la anatomía orgánica de la arquitectura gaudiana tiene su sello en este impresionante lugar lleno de movimiento, creatividad y figuras matemáticas.
El Espacio Gaudí no es la excepción. Uno de los lugares con más carácter de este edificio modernista es la buhardilla, donde se expone su obra mediante maquetas, planos, diseños y fotografías que nos ayudan a entender un poco más la intención detrás de las creaciones de este talentoso artista. Ubicado en la parte más alta de la Casa Milá (debido a que era el lugar de lavandería y donde se hospedaba el servicio), tenía la cualidad de poseer excelente ventilación e iluminación (entendible pues era parte del concepto de Gaudí de llevar la naturaleza al edificio).
Ya para este momento, es imposible realizar una visita breve. Es imperioso quedarse un tiempo mayor para fotografiar con el lente ocular y tatuar en la memoria detalles jamás vistos y así poder elaborar una síntesis de su arte y oficio.
Su singularidad y valor artístico quedan ampliamente acreditados al pisar este espacio tan especial. Formado de 270 arcos catenarios (curva que describe una cadena suspendida por sus extremos), de ladrillo plano que crean una estructura similar a la de un esqueleto. Ejemplos de los modelos construidos por el artista para explorar sus famosos diseños orgánicos y otras innovaciones realizadas por el arquitecto catalán, se exponen aquí (como los increíbles modelos de cadenas colgantes colocadas de manera invertida).
Barcelona es una ciudad inquieta, llena de lugares emblemáticos, de vida cultural y de arte. Barcelona es mar Mediterráneo, y es Antonio Gaudí.
Barcelona es una ciudad inquieta, llena de lugares emblemáticos, de vida cultural y de arte. Barcelona es mar Mediterráneo, y es Antonio Gaudí.
"En efecto, podemos ver torres que transforman la piedra en representaciones vegetales, divinidades y figuras míticas que salen de la materia pero no conseguimos descubrir su real significado ni el mensaje que nos quiso transmitir. Su arquitectura se convierte en una especie de bosque en el que es fácil entrar pero que rápidamente se pierde el camino a seguir."