El poder seductor del agua, el color que vibra con su movimiento y la sensualidad de la luz danzando pícaramente, fueron la combinación perfecta para el recorrido que dio inicio en el Puente de Guayaquil, una lluviosa Navidad del año 2011.
Qué hermosa es la ciudad de Medellín con sus edificios de ladrillo, sus calzadas y su gente. Más aún cuando se alumbra con 16 millones de luces que despliegan alegría y creatividad. Este paseo a lo largo del Río Medellín, es el resultado del trabajo de arquitectos, diseñadores y creativos que sumaron sus esfuerzos ese año para plasmar en el alumbrado, la vida sencilla de las barriadas antioqueñas. Dato curioso es que ese año, el alumbrado Paisa fue nombrado por la "National Geographic" como uno de los mejores del mundo.
Había escuchado por años que estos alumbrados eran famosos por el esplendor y la belleza única que los caracteriza. Tuve que esperar mucho tiempo para hacer realidad el viaje y darme cuenta que estos comentarios se quedaron cortos. Esa noche no pudo ser opacada por la lluvia que no mitigó ni por un segundo la magia envolvente que se percibe en este afamado alumbrado. Esta fue, sin duda alguna, una Navidad llena de luz, color y amistad.
"Cuando la antorcha se enciende es para que se vea la luz. Ella no se enciende para mostrarse, sino para ayudar a que se vean los rincones más lejanos..." Trigueirinho.